Mientras estaba sentada en un banco en el parque, me di cuenta de un centavo que estaba en el camino. Mientras la gente pasaba apresurada, nadie le dio a ese centavo una segunda mirada. Después de todo, era solo un centavo, pequeño e insignificante, y no valía la pena detenerse y recogerlo.

Mirando fijamente el centavo, pensé: Según los patrones del mundo, yo no soy muy diferente a ese centavo. Para el gobierno, soy conocida como un número de seguro social. Para las empresas mercantiles y compañías de servicios, solo se me conoce por mi número de cuenta. Para las compañías de tarjetas de crédito, se me conoce como una cuenta y una capacidad crediticia. Pasa lo mismo en la mayoría de los lugares a los que voy. La mayoría de las personas que conozco por primera vez no me conocen por mi nombre. En el apresurado ritmo de la vida actual, incluso si compartiera mi nombre con ellos, ¿lo recordarían?

Esto puede ser la verdad de cómo el mundo nos ve, pero no es de ninguna manera la forma como Dios nos ve. El Dios del universo nos llama Sus hijos. Permítanme decirlo nuevamente–¡somos sus hijos! De acuerdo con la perspectiva de Dios, Él no solo conoce su creación, sino que conoce cada una de las estrellas y también conoce nuestros nombres. De hecho, Él sabe todo sobre nosotros y nos valora mucho.

Tu padre terrenal no te llamaría usando un número. No se sentaría a la mesa y luego preguntar: “219685, ¿cómo fue tu día?” No, nuestros padres nos llaman por el nombre que ellos nos dieron al nacer.  Lo mismo sucede con Dios pero en una escala mayor. Nos llama por nuestro nombre, y no usando un número. Para El, somos importantes, creados con un propósito para Su Reino. Sobre todo, Dios nos creo con tal significado como para que El enviara a su único Hijo a morir en una cruz, no solo para que nuestros pecados puedan ser perdonados, sino para darnos el derecho de convertirnos en hijos de Dios. 1 Juan 3: 1a NIV dice:

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!

La próxima vez que usted vea un centavo tirado en el suelo, piense en el significado que este representa. No es insignificante para quien elige valorarlo. Además, si lo observas con atención, ese pequeño centavo tiene algunas palabras de mucha importancia. La inscripción en el centavo dice: “En Dios confiamos”.

Pero a todos los que creyeron en Él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.

Juan 1:12 NTV

Padre celestial, gracias porque para ti tengo un valor invalorable. Me conoces por mi nombre y Tú enviaste a Tu Hijo Jesús como prueba de Tú extravagante amor por mí. Amén.

Copyright 2019: El Centavo: The Penny: Autora Sandra Stein: Todos los derechos reservados 

Translation by Pastor Victor Marcos/ Troduccion del Pastor Victor Marcos