Hispanic: Lee Ann Mancini: Recordando La Vida en Un Sueño: Repeating Life In A Dream
Yo tengo muchos deseos de ponerme mis pijamas, reclinar mi cabeza en mi almohada, y leer un buen libro al final de un día agitado. También me gusta tomar una siesta durante el día si el tiempo y las circunstancias lo permiten.
Brian Halligan, el Director General de una compañía de 8 billones de dólares, toma una siesta cada día durante las horas de trabajo. De hecho, él convirtió un cuarto en las oficinas de su compañía en un “lugar de siesta” para sus empleados. En Proverbios leemos,
Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo.
~Proverbios 3:24 NVI
Tanto como me gusta dormir, lo que realmente amo es tener sueños agradables. La noche antes del cumpleaños de mi hijo de 29 años, yo tuve el mejor sueño de mi vida. Me dio tanta felicidad que me levanté llorando a lágrimas vivas.
En mi sueño, vi que mi hija e hijo corrieron hacia mí y saltaron en mi falda. Yo podía sentir sus pequeños brazos y manos envolviéndome, y podía ver sus pequeñas caras inocentes. Yo escuché a mi hijo exclamar con su voz de seis años, “Mami, estoy tan feliz! Hoy día es mi cumpleaños!” Yo respondí, “¡Sí lo es, mi hijo, y vamos a tener la mejor fiesta de cumpleaños para ti!”
Cuando me desperté, agradecí al Señor por permitirme recordar estos momentos preciosos con mis hijos, por hacerme recordar que siempre debo regocijarme.
Esto me hace recordar de un verso en 1 Tesalonicenses. Pablo escribe,
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
~1 Tesalonicenses 5:16-18 NVI
Cuando mi hijo vino para celebrar su cumpleaños de 29 años, yo le abrace por más tiempo de lo que usualmente hago. Asombrado, él me pregunto, “¿Mamá, estás bien?” Yo le dije, “¡Sí, sólo que te extraño! ¡Feliz cumpleaños, hijo mío!”
Un poco tiempo después, tuve una conversación con mi sobrina, quien está embarazada con su primer hijo. Ella estaba teniendo dificultad en decidir si iba regresar al trabajo o iba a quedarse en su casa. Yo le enseñe el que es mi retrato favorito de mis hijos cuando tenían cuatro y seis años, diciéndole, “Ellos son mis bebes. ¿Sabes donde ellos se fueron? No les he visto por varios años. Los extraño terriblemente.” Le dije a mi sobrina que yo daría cualquier cosa para tener a mis hijos en mis brazos una vez más, y después le conté de mi sueño.
Yo le enseñe mi retrato favorito de mis hijos cuando tenían cuatro y seis años, diciéndole, “Ellos son mis bebes. ¿Sabes donde ellos se fueron? No les he visto por varios años. Los extraño terriblemente.”
~Lee Ann Mancini, collaborodora autora de Love Knots: Stories of Faith, Family, and Friendships
El sueño es beneficioso para nuestra salud en muchas formas que no podemos imaginarnos. Lo mismo que estar descansando en el Señor, y podemos encontrar varias escrituras Bíblicas que nos aseguran de Su cuidado por nosotros. Pero hay algo más que quiero que tomen nota: Dios es nuestro Padre.
Así como mi hijo y mi hija son preciosos para mí, así como yo estoy segura que sus hijos son para vosotros, somos hijos de Dios, amados profundamente y cuidados meticulosamente por el Dios que creó el universo. Él nos adopta en Su familia en el momento que ponemos nuestra fe en Jesucristo como nuestro Salvador personal.
Mediten sobre la majestad de un Padre que nos ha proveído la redención de nuestros pecados a través de la expiación de la sangre de Su Hijo primogénito. Eso es amor. Y Jesús voluntariamente pago el precio de nuestra redención, escogiendo la cruz en el Calvario. Dios se regocija en nuestra decisión, y les dice a Sus hijos e hijas redimidos que ellos les pueden llamar “Papi”. En Gálatas, Pablo escribe,
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: “¡Abba, Padre!”
~Galatas 4:4-6 RV
Esto es una verdad que aún nos da más tranquilidad que el sueño físico, el que yo pueda clamar al Dios del universo, y descansar en Su cuidado, llamarle “Abba Padre”, y ser perdonado de mis transgresiones.
Este es mi sueño anhelado donde yo quiero vivir y estar despierta mientras que yo medito en la inmensidad de Su amor.
¿Cómo tu conocimiento de Dios como Padre te da una paz que es mejor que el mejor ensueño?
Padre Celestial, gracias que Tú me permites examinar mi pasado mientras que yo miro adelante a mi futuro. ¡Mi esperanza se mantiene firme en Ti! Te doy gracias que como mi Padre Celestial, Tú me traes una paz divina que es mejor que el sueño físico.
Oro en el nombre de Jesús, Amen.
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