Espanol: Karen Jurgens: Bendiciones Escondidas: Blessings in Disguise
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe.
~Efesios 2:8-9 RV
Fue un día de mucho significado cuando aprendí de los beneficios nutritivos de las comidas frescas, sin ser adulteradas. ¿O tal vez no?
Poco tiempo después de esto, descubrí un pasillo entero de comida fresca, natural en un supermercado orgánico, y las barras de granola casi saltaron de los estantes a mis manos. Aunque yo había descubierto que estas golosinas eran difíciles de masticar, yo me di la delicia de comerlos por varios días. Hasta el cuarto día. Yo mordí una barra que parece que había estado en el estante del supermercado por mucho tiempo. De repente mi diente se torció para atrás. Esta barra inquebrantable resistió mi deseo de comerlo.
Así es como esta mañana llegue a la silla del dentista especializado en endodoncia para un tratamiento de conducto radicular. Una infección pequeña pero muy antigua se había escondido dentro del conducto radicular original, y no se había detectado. Si hubiera continuado por más tiempo, me habría causado un dolor terrible, y el costo de reemplazar el diente enfermo habría sido astronómico. ¡Al detectar esta situación con tiempo, fue una bendición inesperada!
Esta experiencia me hizo pensar. Al igual que las infecciones ocultas, el pecado puede esconderse en nuestros espíritus, sin ser detectado. Aunque como Cristianos, todos somos pecadores salvados por gracia, todavía somos capaces de ocultar “pequeños pecados” en nuestras vidas. Santiago escribe sobre esto, diciendo, “El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.” Santiago 4:17 (RV).
“El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.”
~Santiago 4:17 RV
El rey David sabia cuan importante era pedir a Dios que revise su corazón por pecados escondidos. Él escribió, “Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Ve si hay en mi camino de perversidad y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24 (RV).
¿Cómo podemos saber si estamos ocultando pecados ocultos en nuestras vidas? Debemos comenzar humillándonos en oración, y pediendo al Espíritu Santo que examine nuestros corazones. Cuando entendemos que el orgullo cubre el pecado en la oscuridad, pero la humildad lo expone a la luz, y así es más fácil para someternos a este proceso.
Si dejamos nuestros pecados sin ser descubiertos, estos se enconan y crecen, enfermando nuestros espíritus. Pero en el momento que reconocemos que el pecado está presente, podemos ir al Único que abrió el camino para que nosotros podamos recibir perdón y comenzar de nuevo. Juan explica esto muy claramente, “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9 (NBLA).
Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.
~1 Juan 1:9 NBLA
Yo estoy agradecido por esa barra de granola dura como piedra que me salvo de una infección escondida. Yo estoy aún más agradecido por los baches de la vida que me hacen recordar de pedir a Dios que examine mi alma. Ser salvo y libre de todos los pecados ocultos es realmente una bendición inagotable que me ayuda a vivir una vida consagrada llena de gozo sobrenatural y llena de Su gloria.
¿Podría Usted pedirle al Espíritu Santo para que busque pecados ocultos en su vida?
Querido Señor, examine mi corazón todos los días y saca a la luz los pecados ocultos o pequeños que yo pueda estar albergando. Gracias por lavarlos en la sangre del Cordero. En el nombre de Jesús, amen.